¡Consecuencias del sol y cómo evitarlas!
Se acerca el verano y haremos más actividades al aire libre y, es por eso, que quiero dedicar el este artículo en el blog a las consecuencias que deja el sol en nuestra piel y cómo debemos protegerla.
Durante años el tener un tono bronceado en nuestra piel ha sido sinónimo de belleza por lo que muchas veces no hemos dudado en permanecer horas y horas al sol sin ningún tipo de protección para conseguir ese tono moreno tan deseado. Afortunadamente la sociedad está cada vez más concienciada de los efectos nocivos que ocasiona en nuestra piel una sobreexposición al sol.
Los beneficios del sol
Las propiedades beneficiosas que nos aporta la luz solar son innnegables. La luz del sol nos ayuda a la síntesis de la vitamina D. Esta vitamina es imprescindible para una absorción del calcio por parte de los huesos.
También ayuda en el tratamiento de la psoriaris o dermatitis atópica. Está demostrado que pequeñas dosis de rayos UV mejoran la sintomatología de esta patología.
Otro de los beneficios que nos aporta es la estimulación de la síntesis de hormonas como serotonina y dopamina, relacionadas con el bienestar psíquico.
Sus consecuencias
Como hemos comentado al principio, independientemente de los beneficios que podemos obtener con el sol, una exposición prolongada y sin ningún tipo de protección nos causará, sobre todo a largo plazo, un importante daño sobre nuestra piel.
A través del sol nos llega fundamentalmente dos tipos de radiaciones, los rayos UV-A y los UV-B. ambos son igual de peligrosos ya que poseen la capacidad de generar daños en nuestra piel pero, mientras los UV-B son especialmente intensos en las horas centrales del día en los meses de verano y nos producen quemaduras superficiales dejándonos la piel con un tono rojizo tras un periodo de exposición al sol (sin aviso previo de que nos estamos quemando), los UV-A se encuentran en cantidades importantes a lo largo de todo el día y el año y son capaces de `penetrar más profundamente en nuestra piel causando daños a nivel interno sin que seamos conscientes de ello siendo los responsables del envejecimiento cutáneo al modificar la cantidad de nuestras fibras elásticas y provocar reacciones en la epidermis.
Como consecuencia de una exposición prolongada las características de la piel se van modificando acelerándose su envejecimiento. Las radiaciones UV deterioran el colágeno de la piel modificando su estructura perdiendo elasticidad y firmeza por lo que, junto con otro tipo de agentes atmosféricos, generan una pérdida del contenido de agua y una aceleración de los mecanismos de envejecimiento.
Tamopoco podemos olvidarnos de la posibilidad de desarrollar un melanoma, es decir, cáncer de piel, debido a los daños producidos por la radiación solar.
Los tipos de radiación solar a la que nos exponemos
Rayos Infrarrojos
Nos proporcionan calor y son los responsables de las insolaciones.
Rayos UV-A
Nos broncean y penetran hasta los niveles más profundos de la dermis, son responsables directos del fotoenvejecimiento y del cáncer cutáneo.
Rayos UV-B
Gracias a ellos nuestra piel se broncea, penetran tan sólo en la dermis y causan eritema solar y cáncer cutáneo.
Rayos Evi o Luz Invisible
Nos broncean y penetran hasta la hipodermis, crean radicales libres que provocan la disfunción de las células con el consiguiente envejecimiento cutáneo.
¿Cómo protegernos adecuadamente?
La respuesta es el correcto empleo de cremas con protección solar pero, ¿sabes qué es realmente el SFP? El factor de protección solar representado bajo las siglas SFP, hace referencia al tiempo que tardará en aparecer un eritema sobre la piel protegida con tu crema solar en comparación a su aparición sin ella. Es decir, si una persona puede estar 10 minutos al sol hasta que comience a quemarse, con un factor de proteccíon 30 su piel estará protegida durante 300 minutos o 5 horas más que si no se aplicara ningún tipo de protección (10 minutos x 30 SFP).
La elección del factor de protección va a depender del fototipo de la piel .
Fototipo I (Piel que se quema con gran facilidad y no se broncea)
Fototipo II (Se quema moderadamente, apenas se broncea)
Fototipo III (Es el más común entre los europeos, enrojece primero y se broncea correctamente)
Fototipo IV (Se quema mínimamente y se broncea con facilidad)
Fototipo V (Raramente se quema y se broncea con facilidad)
En españa los más común es estar en la franja de fototipo II-IV
Actualmente los protectores solares poseen unos valores SFP que van hasta el 50+ que es lo máximo que puede tener un protector. Lo aconsejable es utlilizar un protector a partir de 30 y que sea de amplio espectro, es decir, que protejan sobre un rango amplio de radiación.
Junto con la elección correcta del protector solar adecuado es necesario prestar importancia a su correcta aplicación.Para que una crema solar sea efectiva es necesario aplicarla de manera uniforme y de forma generosa por todo el cuerpo y tener en cuenta el tiempo transcurrido desde la última aplicación y que la crema sea resistente al agua (ya que si no es así tras el baño hemos de repetir la aplicación).
¡Espero que esta información y consejos sean útiles para cuidar vuestra piel a la hora de tomar el sol y realizar actividades al aire libre!
¡Muchas gracias por vuestra atención, podéis dejar aquí vuestros comentarios o compartirlo! ,)